sábado, 18 de octubre de 2014

Acto Primero

Y así se creó la distancia irreductible, de un momento a otro todo se inundó. No, no fue de un momento a otro, empezó a llover un martes para nunca más detenerse, lo que nos trae a este momento. Una tormenta en la que no se puede navegar se desató el jueves siguiente. Los aviones pueden vadear la tormenta, a veces, pero nadie quiere arriesgarse, ¿para qué hacerlo?
Los hombres no pueden volar, era realmente irreductible, la mujer cuando quiere, puede alzarse entre las nubes y esta era la forma más segura de cruzar. Él podía nadar, pero no era seguro. Ella no quiso hacerlo, ni intentarlo. Él no quiso tomar el riesgo. Ni por asomo. Parecía más probable estarla molestando. Se olvidaron y se recuerdan cada día con un dejo melancólico en la tilde de cada suspiro.
No importa.

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