domingo, 29 de junio de 2014

Una Acción

La entrada al bar estaba vacía,
ni espíritu ni persona de guardia,
abrir la puerta, entrar,
buscar una mesa, sentarse,
en movimientos continuos,
como la marea,
como el flujo de la vida,
con esa misma naturalidad.

Esperar un poco de atención,
no hay atención en mi casa,
estoy solo, tranquilo, pero solo,
no hay atención más que la mía,
llega una brisa calmada,
una pregunta, y se acumulan,
corriendo como las horas,
botellas, vasos y cigarros,
vacíos, quemados, apagados.

Solo una aspiración,
eres solo una aspiración,
entras con el aire,
te asientas en el espacio
rellenando vacíos
y dando dolores de cabeza,
irremediablemente
junto con el sonido saturado
de un contrabajo,
sumiendo el aire en ingravidez,
sublimación del espacio,
los colores se mueven,
interactuando con el humo.

Levantarse,
demorarse intentándolo,
poner el retrato de un héroe
sobre un platillo,
"estamos más rodeados de muertos",
salir por la puerta,
prender un cigarro,
y que todo se bifurque
entre acción e inacción,
estabilidad y desequilibrio,
cordura y descalabro.

Honra la Apatía

No hay pasión en los ojos,
en el pecho, en el estómago,
ni quiero algo, tampoco lo siento,
ante el mundo me siento cansado,
ante mí mismo me siento cansado,
todo se vuelca sobre sí mismo,
porque no toma sentido fuera,
en el mundo de fantasía que creé
todo se consume en un momento.
La pasión es irracional.

Y si no me importa soy descorazonado
y quizá sí lo sea,
la indeferencia se manifiesta,
tan malo es ser así,
¿así cómo?
exactamente en la forma en que soy,
el gris es más infinito que el negro,
el blanco es una mancha al final,
nada menos, nada más,
los colores son una exageración,
mientras me exaspera el aire,
o no,
no vale la pena sentarse y pensar,
resignación sentado, echado,
en el inmutable cemento,
tirado y tranquilo,
con palabras descendentes,
siempre condescendientes.

Si se congela todo,
¿cómo no lo haré yo?
¿siquiera importa?
todo pasará como tenga que pasar,
ya sean las piedras fluir por el mundo,
quizá la luz tocar los pozos obscuros,
a veces una lluvia en el desierto,
todo sigue su curso,
a pesar de lo extraordinario.

sábado, 28 de junio de 2014

Palabras de Menos

No estoy de estatua preparado,
no me puedo lo estático,
último de la fila,
primero en la caída,
culpable de los flujos de risas,
inserto en sí mismo,
y el fuego del genio,
en todos los múltiples aspectos,
y botar la basura,
sacarse los ojos con una espada,
calarse los huesos con el frío,
¿de dónde sale toda la verdad?
a esta altura todo es vanidad,
las ganas, las sonrisas,
con suerte poder escribir
es mi esfuerzo de mí mismo,
y un trago,
el favorito de mi abuelo,
una canción,
la que más gustaba a mi abuela,
una foto con todos juntos,
la nostalgia recurrente del pasado,
escribiendo una carta
con lapicera, de las antiguas,
no tiene sentido ni coherencia,
y la compañía es un pecado,
una ilusión, un milagro,
cualquier cosa menos real,
el frío del mundo es real,
el frío del mundo, del cielo, del suelo,
paralelos en muchos sentidos,
redundamos con los miembros
a estas alturas entumecidos,
el fuego del genio,
en sus ámbitos amplios y variados.

viernes, 27 de junio de 2014

Apacible.

Té tomo en serio,
por litros, por tazas,
de a pocos, muchos,
con sabores variados,
con calma o apuro,
con o sin acompañamiento,
jamás con arrepentimiento,
el café tiene más de eso,
las gotas precisas de culpa,
a veces ponerle punta,
unas cuantas de azúcar,
tomarme la calma,
pensar la distancia,
relegar al mundo a un rincón,
la oscuridad se contrae,
pero no importa,
no importa nada.

Separa esos ojos míos,
de los tuyos sonrientes,
los aciagos días están por venir,
y el sepia recubrirá la tierra,
dejaremos de ver a color,
dejaremos la pulcritud pecaminosa
de la luz colorida,
abarcaremos la extensión,
de la noche, de los sueños,
y la oscuridad del retorno,
del eterno retorno,
nos verá doblar rodilla,
separa esas manos tuyas,
de mis tazas recurrentes,
calma y sorbo en el paraíso.

martes, 24 de junio de 2014

E.T.S.

Procuremos cuidarnos,
sociedad enfermante,
sociedad enfermiza,
el cuerpo no es el único
que duele tras el ajetreo del día,
el cansancio de los saludos,
las despedidas, 
el orden de las comidas,
las formas en que se da la mano,
las palabras para querer,
los movimientos para amar,
borra de café, mancha de té,
piernas del vino, sabor a ti,
todo está determinado antes,
todo está prepicado,
tan predecible como una roca,
aunque la roca puede superarme,
moverse por sí misma,
liberarse de mis ataduras,
más predecible que una roca,
cada encuentro normaliza,
cada sonrisa es una afirmación,
reafirmación de tu acción,
correcta ante el mundo,
ante la sociedad,
el límite de lo correcto,
el límite de la felicidad,
enfermedad de transmisión social,
un paso más y caes,
una vuelta en falso
y tu espacio queda fuera,
si es que queda en algún lugar,
dientes rechinantes,
entrecejos fruncidos,
muecas, sonidos, palabras,
primero desaprobatorios,
luego el rechazo de plano,
después la burla.

lunes, 23 de junio de 2014

Encrucijada

Los caminos se entrecruzan,
imposibles en su forma
hasta que ocurre,
tantas imposibilidades
hasta que se muestran posibles,
y ojos negros,
volver a juntarse,
en las extrañas paralelas
de la caminata lenta,
no hay que apurar el momento,
dejar que la colisión llegue
en sus propios términos,
a su velocidad y gusto,
conocerás mi voz al despertar,
entonces será de noche,
destruí todo lo que amo
para amarle más en su debilidad,
jamás me destruí a mí mismo,
nunca me quise ver débil,
nunca me quise enamorar,
jamás quise morir,
y vivo en el entrecruzamiento
de tiempos e ideas,
la fecunda unión de caminos,
incluso de los míos,
y los de los míos,
principios y finales,
principios y máximas,
las ideologías riegan los caminos,
los paralelos son tangenciales
siempre en algún momento.

sábado, 21 de junio de 2014

Pecado Original

Desde tiempos inmemoriales
las cosas fueron bien,
pescar, correr, vivir,
luego sentarse,
mirar las estrellas,
escapar, continuar la especie,
seguir de viaje,
aclarar el círculo con los pasos,
sobrevivir no era tan malo,
de hecho aún se busca,
desde tiempos inmemoriales
hasta el fin de lo inmemorial,
cuando las palabras atacaron,
la supervivencia de las personas,
superposición al tiempo,
continuación en el espacio,
la libertad no está ni se encuentra
en el conocimiento o lo que implica,
la libertad es libre fuera de ella,
la libertad fue libre hasta que alguien,
en un error descomunal,
quiso nombrarla, darle significado,
las palabras nunca alcanzaron,
de a poco se le prodigaron,
quizá al principio fue muy poco,
solo darle un nombre,
no fue tan malo,
luego más palabras,
palabras cazando espíritus,
espíritus que se escapan,
y el mundo queda desprovisto,
por el escape de sus sentidos,
en la culpa de las palabras.
con el pecado de los hijos de Adán
y de las hijas de Eva,
el pecado de las letras.

viernes, 20 de junio de 2014

Aguante

El errante es tan mal visto hoy,
como era normal serlo antes,
la sociedad desecha,
la vida reniega de sí misma,
ni el recuerdo ni el regusto,
ni el buen o mal sabor,
muchas sombras de olvido,
del olvido que se renegó
cuando aún no era olvido,
previéndolo, sin acertarle,
es hora de darse cuenta,
dejar de negar a lo que vamos,
ni renegar de donde se viene,

¡Es tan frágil la memoria,
y tan fresca la experiencia!

Tan fresca como un hielo
bajando por la espalda,
bajando en un escalofrío,
en una sacudida rápida,
una bebida bien helada,
como un corte de una cuña
aguda como un diamante,
rasgando lentamente
antes de que te persiga la sangre,
justo antes de que llegue,
el vacío es tan frío,
así de fresco,
así de quebrada la memoria,
quebrantada la sombra,
ennegrecido el recuerdo,
perdido el sentido,
se empieza a olvidar
antes de que termine el recuerdo.

miércoles, 18 de junio de 2014

En el Camino

La vereda se guarda ese no sé qué,
ese qué sé yo
que te hace sentir tan vivo,
el caminarla, el recorrerla,
todo está tan regulado,
tan delimitado que es cómodo,
tan reemplazable e innecesaria,
tan corruptible,
y, en honor a su utilización,
cambiar todo el paradigma,
dormirla, vivirla,
dejar todo asentamiento,
volverse un ser sin ataduras,
errabundo por el mundo,
tan incontrolable como lo verde,
que rompe el cemento para verte,
respirarte, probar tu banalidad,
vanidosa existencia gris,
estática y estéticamente gris,
momentáneo como la humanidad,
sí, duermo bien en lo improvisado.

Cuando me mordiste me gustó,
me dejé de sentir tan solo,
dejé de sentir tanto frío,
el calor me invadió,
luego me preocupé,
tus dientes desgarraron mi piel,
ya no pude caminar,
aunque probablemente es mi culpa
por moverme durmiendo,
mientras ocupo a un amigo
como una almohada peluda,
como calefacción animal,
como una lucha contra la humanidad.

domingo, 15 de junio de 2014

La Mentira

No me creo ni tus silencios,
todo es una vil mentira,
un juego que juegas solo
y yo no soy jugador,
sino que ficha en el tablero,
jamás apostador,
pero siempre apuesta,
está más allá de mí
la opción de hacerme cargo,
de tomar las riendas,
dar vuelta los roles,
levantarme ante esta vida,
pero heme aquí desnudo,
frente a un ejercito de incertidumbres,
todas atacando sin cuartel,
lacerando mis entrañas,
volviendo inútiles mis liberaciones,
cayendo sobre mis rodillas,
manteniendo claro mi punto,
el punto al que pertenezco,
la lucha que nació perdida
continuó para mantenerse,
siguió para establecer
y definir lo que venga.

Excusas de labios rojos pintados,
problemas con vestido,
ilusiones de pelo largo,
el estancamiento está en las imágenes,
en la vida que te las impone,
mientras el cambio está adelante,
todo viene preestablecido,
primero viene el nombre
y luego la realidad que lo define,
o, más bien, al revés.

sábado, 14 de junio de 2014

Contar Contigo

Tú vas contando contigo,
y me invitas a contar,
o, tal vez, te pregunto
si puedo unirme
cuando vas en uno,
continuando juntos,
diciendo un dos
que sale al unísono,
sentir que cuentas conmigo,
el tercero sobra,
así me han dicho siempre,
desde pequeño,
por principios, bien moral,
valores familiares,
colegio, amigos, hogar,
el cuarto lo armo yo,
para que descansemos,
antes de seguir contando
o tal vez solo para detenernos,
acostarnos y decir adiós,
los números en adelante
dudan de si podemos contar
el uno con el otro,
juntos, por un tiempo más.

viernes, 13 de junio de 2014

16.-

Un escritor atormentado, encontrando, en el camino hacia las ruinas de algún castillo, un pueblo que vive bajo el yugo del pasado, un pueblo que reconoce en los silbidos del viento los gritos de los fantasmas personales de cada habitante, las memorias de sus ancestros y sus recientes muertos. Viven alejados de las comodidades de la tecnología y los avances de los años, vistiendo como hace un siglo o quizá dos, con un lenguaje tan cuidado y bien utilizado que no parece ser el mismo que el del escritor, que, si bien lo utiliza correctamente, no habla como ellos, tal como ellos, lo mismo que ellos.

Poeta frustrado, en una época en la que la poesía ya no se valoriza de la misma manera en que lo hacía hace muchos años, cuando los poetas eran sabios y los versos bien seleccionados, no como ahora en la indecorosa decisión de volverle una expresión abyecta de sensibilidad de fácil venta. Soltero y solitario, sin editor ni contrato alguno, novelista perdido, con muchos libros circulando por las calles, pero sin conocer realmente la opinión de los lectores, y menos aun el más importante de los comentarios: el de él. Al terminar de escribir un libro nunca lo lee en su plenitud, su cohesión y coherencia quedan en el recuerdo de lo que dijo o pensó en algún momento, al pasar de un tema a otro, de un momento a otro.

Un escritor atormentado que renegó de toda compañía plástica o superficial (en especial de la humana) para encontrarse a sí mismo en el camino, liberándose de los pesares que le trajo el tiempo o le regaló el destino, lejos de ataduras fraternales y de amistades que le aumenten la carga en su mochila, que fue pensada ligera, atendiendo a las posibilidades del camino, a las posibilidades que ocupasen menos espacio, a decir verdad. Lápiz y papel, mucho papel: libros en blanco, cuadernos de apuntes, hojas sueltas, agendas y diarios personales; ropa que no merece ninguna descripción especial y zapatos bajo la misma idea: la repetición del conjunto de su frac; una carpa unipersonal y un saco de dormir; un bastón, porque uno nunca sabe cuando puede necesitar un bastón; un sombrero de copa para cubrirse del sol. Todo esto, entre otras cosas que no nombraré en este instante, porque no es necesario.

Ni un mapa, ni una brújula, solo una sensación de seguridad en el paso debido a un intenso instinto que le llama, la sensación de siempre estar tomando el camino equivocado entre tantos caminos correctos le parece asegurar su destino, siendo siempre la dirección precisa que esperaba tomar, los más lúgubres pasajes entre los cedrones, sauces y todo tipo de árboles que comprendieran el camino, además de las caídas sobre jazmines y otras flores, junto con las constantes lluvias, mantenían su viaje siempre complicado, a cada paso un infortunio particular que disfrutar, impregnándose de la esencia del camino. Sin importar esto, o, tal vez, regocijándose en ello, llegó finalmente a un destino, aunque no es posible definir si siempre aquel lugar fue tal. Era, entonces, un poblado que estaba cercano a las ruinas de lo que un día fue un castillo, si bien el escritor no conocía este lugar, había escuchado y leído a su respecto en algunos lugares que fueron parte de la ruta hasta llegar acá, sabía de las ruinas, pero más sabía sobre cierta presencia extraña que rodeaba el lugar antes de llegar a ellas.

El misterio de este pueblo es y debe seguir siendo tal, por ende es protegido, cuidado de ser conocido por completo, trazando su leyenda en el cruce de las palabras con las personas, las innovaciones de cada narrador y su toque de personalidad, manteniendo el secreto de lo que es secreto, para poder sostener en pie la fuerza de la leyenda por sí misma y mantener el anonimato de los autores, con las posibles repercusiones alejadas de sus manos. Lo contarán como una historia que cada uno vivió personalmente, una experiencia propia y real, cada uno hablará desde su corazón, como si realmente fuese propia, como si pudiesen conocer sus corazones.

El relato en algún momento se pudo haber perdido de su fuente, alejando cualquier conexión, sin embargo, jamás afectará a la fama del lugar. Un aire pesado y una neblina espesa que esperan al visitante, no son y jamás fueron un adorno en el relato, independiente de la exageración de los distintos relatores, tal como el cansancio que demostraban los rostros de los habitantes del lugar, característica en cada historia que circula al respecto y, que al verlos ahora respirando el mismo aire que yo, se siente tal como la imaginación lo recreo dentro del ideario de los oyentes.

El escritor recorrió parte de la ciudad sin ver nada o. más bien, casi nada, la niebla era demasiado alta, demasiado densa, solo se podía guiar por las luces de los faros, que le ayudaron a cruzar la ciudad hasta llegar, supuso, a la plaza central, como también le ayudó su bastón a no chocar con nada...

jueves, 12 de junio de 2014

Hedonista Etérea

Un suspiro
que se place en mis nervios,
un momento tímido,
paz intangible y sobrecogedora,
una caricia insegura,
que recorre como un escalofrío,
mi columna, jugando,
riendo ante mis nervios,
un placer innegable,
desde el ser más profundo,
un instante de auto-conocimiento.

Un suspiro
que disfruta y se divierte,
saliendo en un aliento profundo,
queriendo jugar con la boca
que lo exhala en un momento,
no existe espacio para la calma,
si bien hay tranquilidad en el aire,
se sofoca su respiración en un deseo,
se cumple, se busca,
se continúa recorriendo,
recurriendo a sus labios
para acabar con la búsqueda,
saciarse, quitar su sed,
acabar con el espacio, desaparecer,
o quizá nunca haber estado.

15.-

¿Cómo decirle de forma romántica y decente que cada mañana despierto excitado por su recuerdo? Quizá necesite ayuda de los libros primordiales que encuentro en mi repisa, en la que te enfrentas de buenas a primeras a la "Santa Biblia", mientras la flanquea mi colección de pornografía, textos demasiado herejes para ser nombrados y un par de historietas. Creo firmemente en la variedad de material para poder tomar las decisiones adecuadas, contrastar puntos de vista y afrontar la posibilidad y la acción de la manera más pertinente. Es mejor estar abierto a las opciones que cerrarse en los puntos de vista preestablecidos, así, es mejor tener claros los principios propios, pero no cerrarlos en la inmovilidad, en una supuesta claridad que limita el movimiento. Estar demasiado ligado al presente o al futuro no es tan buena idea, mejor pensar en ambos, sin mantenerlos inamovibles, inquebrantables, irreductibles, pues, quizá, te muevas, te quebrantes o te reduzcas.

¿Cómo conquistar tu figura, tus ideas y tus sentimientos a la vez o en ese orden? Podría haber algo en las guías de auto-ayuda, en el segundo espacio, al lado de las crónicas de los viajeros del nuevo mundo, los textos sobre la fuerza de la humanidad y otros que definen la personalidad. Hay un mundo de sorpresas entre la idea de que debes caer para levantarte y el poder que radica en la acción, en la fuerza o en la auto-comprensión. Tantos libros con verdades irrevocables, sufren el infortunio de acumular polvo o abrirse en posibilidades de respuestas que se enredan hasta desarmar toda la estantería sin encontrar una única respuesta y terminan por ordenar otra distinta sobre el escritorio, con páginas de cada libro en una coherencia inusitada y de placentera forma inconexa.

¿Cómo puedo desnudarte y disfrutar de la vista, sin perderme solo en eso, ir más allá, mirarte a los ojos, ver el conjunto, entenderte en tu panorama, pero también disfrutar de todo tu ser y tu estar? Tal vez encuentre la respuesta en los textos que hablan sobre un arte de amar, en la tercera repisa, volver a revisar mi biblia, volver a la literatura prohibida de una persona moralmente sana, cuidadosa de las buenas costumbres, esa persona que no soy, quizá más me sirva un libro sobre análisis artístico y verte como una pieza en tu totalidad, mientras van jugando las sensaciones y los sentimientos, describiendo la contemplación erudita o la complacencia artística. He pensado, y, de hecho, ahora mismo lo estoy pensando también, si debiese de recurrir a la sabiduría eterna de aquellos que han tenido las mismas dudas y las han escrito en sus diarios personales, en sus crónicas de dudas existenciales.

¿Cómo tomarte sin tomarte, poseerte sin poseerte, jugar sin jugar, atacar los juegos de palabras y poder definir todo esto sin clasificarlo en una palabra arrolladora que lo limite? Acaso la vida me entregará en la parte de abajo de mi repisa un compilado de poesía burda o bella, preciosista o simple, nostálgica o esperanzada. Tal vez me hablen de Romeo y sus ilusiones e ilusas formas de jugar, que siguen sonando tan bien, tan bien, para poder intentar rellenar los vacíos lógicos de algo que no tiene porqué tener lógica, realmente es una pregunta guía y vana para poder hablar un poco de todo esto, sin hablarlo con seguridad, aunque ya no me es necesaria la seguridad para decir un poco lo que siento en estos momentos.

O, tal vez, la respuesta esté en la guía telefónica.

miércoles, 11 de junio de 2014

14.-

Me es necesario decir, antes de continuar con cualquier otra cosa, que hoy he soñado, después de muchos años sin haberlo hecho, incluso, deseando profundamente hacerlo, si bien el contenido del sueño no será revelado en este escrito. Soñar es casi natural a las personas, tanto dormido como despierto, siendo más inconsciente e interesante lo primero, mientras lo segundo juega más con los deseos personales y las búsquedas conscientes. A modo de digresión, me valgo de la infinitud del "casi" para nombrarlo aquí y en casi (redundaré en esto) todos mis escritos.

Años sin soñar. La palabra "sueño" estaba en el recuerdo de un sueño, la idea de lo que es soñar ya se había perdido más allá de este recuerdo, se convirtió en algo indefinible desde la experiencia personal de hacerlo más allá de este recuerdo, más difuso y más lejano a cada momento. El sueño, como un deseo personal, fue una consigna del dormir (o del no dormir, en su momento, desde la experimentación para intentar conciliar el sueño), cosa que también me es difícil, de hecho, me considero insomne, pero no trataré sobre el tema ahora.

¿Qué es soñar? ¿es, acaso, esencial e inherente a la naturaleza humana el hacerlo?, solo supe que soñé después de un largo rato discutiéndolo con mi almohada, no fue tan fácil como en otras ocasiones en que supe que lo hice cuando lo hice, es decir, el tomar consciencia de lo hecho y aceptarlo dentro de alguna palabra que lo determine. Ahora, después de todo, no lo supe hasta que lo comparé con sensaciones que ya ni recordaba claramente, lo pensé demasiado para que fuese real, al darle tantas vueltas al sueño, el sueño ya había perdido gran parte de su placer dentro del desconocimiento de una sensación placentera, o casi placentera.

Me ha dado un día espléndido, sin duda, o una noche, para ser más precisos, pero ¿qué son los días espléndidos sin estar rodeados de días malos o peores que eso para darle más realce, para que sean aun más espléndidos?... o las noches, para ser más precisos. En fin, ya creo que los sueños no sueñan más.

martes, 10 de junio de 2014

Calma

Si la amas déjala ir,
si la quieres déjala volar,
los sentimientos son liberadores,
pertenece a los celestes del cielo,
por ellos se mueve
y hacia ellos se dirige,
quítale el peso de ti,
entrégala a sí misma,
caprichosa como es,
linda, se desliza por las nubes,
como escapa de mí
para posarse en la infinitud,
el horizonte es su destino,
jamás postrada, impredecible,
incontrolable e inconfundible,
amante indiscreta,
búsqueda incontrolable,
la plenitud está tan lejos del suelo,
el brillo del sol es un aura
que rodea su celestial mañana,
divinizando sus vuelos,
aletargando mi paso,
mirando con maravilla
como sus alas se libran
de lo vano que es vivir
atado a la tierra, sobre ella,
atado al pensamiento
y a todos sus problemas,
atado a las búsquedas
que nunca terminan de acabar.

domingo, 8 de junio de 2014

12.-

Yo no le escapo a la posibilidad si ha de atraparme sola y con poca protección en una noche de niebla alta, de hecho, no tengo en estos momentos más que un par de guantes, mi bufanda y mi único vestido casi elegante, estoy con el frío corroyendo hasta el más mínimo deseo de cordura en mi cuerpo abrumado por las tácitas plazas que han dejado atrás mis pasos, con su luz baja y nostálgica en el afán de volverse y asociarse con las horas más oscuras, sin discrepar de su solemne oscuridad, pero aliándose en la posibilidad de una víctima caída en sus brazos. Si parece que ofrecen un momento de seguridad para dar, en realidad, entregan instantes tan turbadores como la altura de la neblina y la profundidad de la oscuridad.

Las plazas no son un lugar protegido de las inclemencias de las mentes titubeantes, son, en realidad, faros nocturnos del placer de estos habitantes difusos y borrosos de la ciudad, que se mueven entre las sombras de árboles altos y frondosos, sitios de refugio seguro para intenciones alejadas de la moral actual y bestias más arraigadas a los juegos de luces que nos envuelven en cierto viento sugerente y peligroso. El crujir de las hojas de invierno y el chapotear de unos pasos en los charcos de la lluvia reciente avisan de la compañía que observa desde la distancia protectora de las sombras, el miedo me va subiendo como el rubor a las mejillas, llamando a la respiración pesada, las miradas vacilantes hacia todos los frentes y la urgencia en la velocidad del andar.

Los sigilosos sonidos que empiezan a sumarse hablan de un grupo de incontables bestias al acecho, más veloces de lo que se esperaría de una persona normal, cercanos, pero invisibles a las miradas preocupadas que voy echando alrededor, el vértigo se va apoderando de los trazos vacilantes de mis movimientos, el parque va acercándome su centro, mientras me cercan las figuras negras, introduciéndose vertiginosamente en mi inmediatez, haciendo menos ruido a medida que se van acercando más y más. Los adoquines van silenciando el suave roce que producen sus pisadas resolutas.

Ya no hay figuras en la cercanía, solo uno que otro sonido de pisadas cerca, muy cerca, pero las figuras se han desaparecido entre la neblina alta que ya me envuelve y, supongo, también a ellos. La humedad se confunde con mi sudor frío, rodando como gotas desde mi cabello desgreñado, pasando por mi frente pálida y llegando hasta mis ojos oscuros, nublando mi vista ansiosa de algún faro de esperanza entre el húmedo terror que siento profundo en mi pecho, junto con la congoja de la sensación de lo desconocido, mientras la excitación del momento va calando hondo entre mis ánimos y el cansancio vuelve pesados mis miembros. Quiero detenerme y la posta de luces que marcan el camino está llegando a su último relevo, más allá está la salvación o la decepción.

Dos luces, separadas por, según lo que sé desde hace años debido a una revisión azarosa de un dato curioso en el borde un libro, diez metros. He pasado el penúltimo momento de esta plaza y mi marcha parece ir más relajada, la sensación de alivio que se siente junto al estrés de estar cerca del final me está dominando. Realmente quiero descansar. Entre el sudor, el miedo, el cansancio y la tensión, todo mi cuerpo se siente predispuesto a caer rendido. no siento ningún ruido y la paz invade mi cuerpo entumecido. De pronto una mano aparece firme ante mis ojos y los cubre con seguridad, mientras un brazo fuerte me toma por la cintura y detiene de golpe todos mis movimientos, escucho la llamada sonora a silencio de un "shhhh", y su consecuencia en el espacio, como un mandato de fuerzas superiores...

Mi pulso se disparó, mi respiración agitada y ruidosa dejaba constancia de mi temor, mi voz y cuerpo se paralizaron, quedando a merced de la criatura que me estaba sosteniendo apretada a su cuerpo, que, por cierto, manaba un calor que trabajaba como un calmante a todas las sensaciones anteriores. El aroma a jazmín y cedrón de su perfume, van retorciéndose sobre sí mismos y llenando el aire que nos rodea, aromas demasiado claros que sobresalen por sobre cualquier humedad del ambiente; mi respiración se va silenciando lentamente, mis rodillas tiemblan. Mis ojos fueron liberados de su presa y al abrirse, primero confusos, mientras iba volviéndose clara la imagen frontal, vieron tras unos segundos como el vaho de dos respiraciones, cercanas entre ellas, iban confundiéndose con la niebla.

En un movimiento rápido, mi cintura queda liberada de cualquier toque, mas mis manos son tomadas con la misma firmeza, que ahora se siente cálida y segura, apareciendo frente a mí un hombre de sombrero de copa, frac y un bastón sostenido por la presión de su brazo izquierdo sobre su torso robusto. Su rostro tenía un gesto perspicaz en sus labios, similares a los de una mujer, pero aun con una masculinidad patente, mientras que sus ojos presentaban una indiferencia atractiva y con un toque de sagacidad mal disimulada, si bien me miraban levemente bajo la altura de los míos, su nariz era fina para un hombre de estos lugares y se movía a la velocidad de respiración casi imperceptible. "Calma" dijo con voz profunda y clara, lo que solo terminó de alertar todos mis sentidos...

sábado, 7 de junio de 2014

8.-

Solo cuando el muerto hubo muerto se pudo hablar de él, antes que eso, hacerlo era una falta de respeto, porque estaba vivo y los vivos aún tienen un rango último de esperanza. Ahora que ya ha pasado de este límite final, podemos decir entre susurros y en las esquinas que sus acciones no fueron tan buenas, aún temiendo que pueda levantarse de pronto y reñirnos por estas maledicencias, aunque sea con toda honestidad, sin embargo, no lo hará, porque ya suena un monótono final de fondo a todo el mundo que estaba en el hospital. El llanto generalizado invita a la duda de su ida, tanta pregunta sobre la despedida de alguien que era tan tan bueno, que tal vez no lo era tanto.

Quizá hablan tan bien de él porque se ve más elegante o bello en su rigidez, aunque sinceramente pienso que esa imagen se debe a la inquietante y tenebrosa aura que rodea la sombría sensación con la que el cuerpo llena la habitación. Tal vez es la necesidad de intercesión que surge al sentir la mortalidad de todos y cada uno tan cercana, el primero en viajar nos allana el camino en vías de la esperanza de un más allá tan desconocido como esperado, la providencia de un porvenir tan abstracto como las palabras que lo componen, la sensación de pomposa y lacónica calma deja el aire enrarecido a través de los pasos. También está el hecho de que la blancura siempre ha sido más valorada y mejor vista en el color de la piel, y en estos momentos la palidez que repta por el espectro de los grises y sus combinaciones va dándole un toque ciertamente majestuoso a la escena de su cuerpo.

Algunos están escuchando pasos, sugestionados por el miedo de haberlo conocido, asustados en la idea de que algo quedó pendiente, realmente hay demasiados tratados sobre la muerte escrita por vivos, muy pocos atribuidos realmente a un muerto, escrito ya estando en ese estado. El llanto no es una acción sugerida, sino, más bien, una obligación moral, ya sea un llanto húmedo y lacrimoso, o un llanto expulsado del cuerpo en palabras medio enojadas, medio desoladas. Es un mártir de una causa por la que nunca dio batalla ni discurso, al menos eso creo, la supervivencia parece a esta altura un excelente grito de batalla en voz del egoísmo. Todos quieren su compañía, pero nadie quiere hacerse cargo.

Demasiados ritos mortuorios predisponiendo a los que se han ido para seguir viviendo en un espacio que no conocen los preparadores de estos ritos, ni la tierra encima, ni las vendas, ni la resina o el serrín, ni hilo y aguja, ni el silencio ni el mármol, el final se pensó siempre abierto, solo dado a la imaginación de los que quieran imaginarlo. Sus mejores galas son la mejor coraza para este nuevo paso que se ve obligado a dar por circunstancias más allá de sus decisiones personales, de hecho, a pesar de sus decisiones personales y debido a ellas... debe seducir al cielo.

La fantasmagoría nos va dando diferentes resultados, a pesar del aura o la carga del aire, las sombras están jugando y mostrando las formas que nos recuerdan que estamos vivos, camino a ser muertos, todo tiene un toque bastante espiritual cuando alguien cerca ha dejado de respirar. La soledad de la que ahora tienen certeza todas estas personas es el mayor dolor que pueden sentir, no porque esta persona haya sido particularmente buena o real compañía, sino que es debido todo el ambiente que recrea su partida hacia donde no puede ser alcanzado y el rededor vacío que se genera en los lacrimosos silencios.

La quimera de la vida es una sombra irónica cuando la luz del final del túnel parece acercarse inmóvil, las ilusiones del principio y el final se rotan en las medianías del camino, recordando la propia banalidad, ante todo esto es mejor continuar con mi trabajo antes de que el aire de este sitio empiece a hacer mella en mi voluntad, solo seguir el protocolo de estas situaciones y salir de aquí, colgar las ropas blancas tranquilamente.

jueves, 5 de junio de 2014

Reiteración Lógica

Me he tomado el tiempo de pensarlo,
la molestia de vivirlo,
el momento de respirar,
la vida demasiado en serio
y luego demasiado a la ligera,
la copa hasta la última gota,
las palabras a pecho,
el agua directo del río,
el vino de tus ojos,
la sol desnudo en la playa,
la soledad demasiado adentro,
la mentira como verdad,
todo y no dejo nada.

Estoy cansado de tener que beber,
de tener que vivir,
de la forma en que se mueve todo,
de la velocidad del estar,
de la simplicidad vacía de ser,
de la complejidad exagerada de ser,
del ser y estar y su relación.

Estoy aburrido de usar tantas palabras.

lunes, 2 de junio de 2014

9.-

Un hombre que rehúsa su nombre no es hombre, pues en el nombre está su existencia, pero no importa, mi existencia en particular no tiene necesidad de estar, más mi ser quiere dejar una huella que no sea suya, que sea dada a otro nombre, que represente a un hombre dentro del ideal de mis queridos lectores. Soy un anónimo, o quizás un nombre que elija de ahora en adelante, desde este sábado de contemplación de la bóveda seguirá la quietud develada hasta que sea su hora. Me llamaré, para las funciones de este escrito, Giacomo.

Así es que mi historia va de escribir desde el encierro, y, encerrado como estoy, se supone que no deben salir mis lineas, mis pensamientos, ni mis ideales de esta celda tan bien decorada por algún minimalista que no quiso dar en el gusto a un romántico de darle el calor de la inmensidad en la eternidad de los difusos y en la infinitud de los límites y sus tensiones. Si bien el contrabando de vino y cigarros con mis carceleros se mantiene activo, ellos jamás se arriesgarían a perder su monopolio de pequeñas ganancias por un golpe como el que mantengo abierto por otras lineas y contactos. Las rendijas de muchas celdas y los laberínticos pasillos de los edificios antiguos tienen ese no sé qué que huele a posibilidad esperando ser explotada.

Se necesita una mujer deseosa de leer, pero no cualquiera, sino que precisamente la que está aquí ayudándome en esto, un par de personas dispuestas a mirar hacia el lado, un cigarro y un bigote. La tinta, la pluma y el papel no me son negados, es parte de la terapia que libere lo que tengo en mi interior sobre y debajo el papel y así no dañe a alguien con expresiones más bien violentas, y quizá tengan razón, si hiciese lo que escribo, sería un problema para ellos tener en libertad tales demonios sueltos, aunque quizá esto sea una exageración, pues no hay peores demonios que los propios.

¿De qué va el plan? El plan va de que se cumpla el orden de las cosas, dentro del caos que implica, esto se logra de la siguiente manera: la mujer toma las hojas, las huele, las quiere para ella, las desea, las precisa entre sus pechos como una caricia del prolijo trazo de cada palabra, mientras una página va cayendo por su vestido rozando su vientre y baja hasta tocar su virtud de flor frágil en un viento lleno de paja... para que entonces ella la tome esta hoja con su grácil mano en un movimiento entre vehemente, agitado, cansado y mesurado, para acercarla a su rostros, mirarle de frente, confrontarle... y suspirar en el deseo de querer saber si esas letras se mueven como las hojas por su cuerpo, como la voz mía que yace en el encierro.

La chiquilla quizá esté en este lugar con merecimientos distintos a los míos, aunque claramente ninguno los merezca, su libertad es el principio para salir de este encierro más allá de mi imaginación, su compañía es solo una rendija entre los bloques que levantan los cimientos de mi destierro en el más profundo interior. Su libertad es una libertad más libre que la mía en el tiempo, en el espacio y en la mente, su capacidad de enviar todo a volar dentro de su desconocimiento de los códigos sociales la introdujo en este lugar, pero esto es solo un encierro que no la encierra y, por lo mismo, tenerla reclusa en una celda impenetrable es solo una pérdida de tiempo, así, ella corre los pasillos y pasajes desconocidos, con la posibilidad cierta, de la cual saco provecho, de traspasar las rendijas y utilizar los mecanismos que hacen recorrer a mi escrito la primera parte del trayecto. Aunque la primera parte de la primera parte del trayecto ya es hacer a cada hoja pasar por el espacio que deja la puerta en su divorcio con el marco que la contiene, el resto depende de que ella no se pierda en el camino, en su mente, o se apropie de mis hojas por el placer que subyace en ellas.

Los guardias, como ya dije, estaban abiertos a las conversaciones proficientes, por lo que pedirles que me permitiesen la visita de mi puerta a solas por parte de la muchacha a cambio de un beneficio específico de escritos bobalicones que le permitiesen encontrar a sus mujeres dispuestas al llegar a casa, o les ayudaran a encontrar en alguna otra puerta oídos a sus necesidades. Mis entrañables desconocidos desaparecían por un tiempo en el que el espacio entre puerta y marco era mi escape al exterior en forma de papel y la oportunidad de una conversación inconmensurable con esta joven, además de las vistas que me entregaba en su éxtasis por el papel y sus posibles interpretaciones. Así, yo jugaba contándole las historias que habían en las hojas con mi mejor voz.

Todo eso se contemplaba como la segunda parte de las necesidades que hacían a esos escritos llegar a manos de un tipo que recibía beneficios de manos del editor que se dedicaba a jugar con mis escritos y publicarlos, mientras él recibía el dinero, yo recibía mi vino y mis cigarrillos, manteniendo contacto con la señorita que apenas conocía por partes a través de lo que me mostraba ese primoroso y pequeño espacio que me abría las puertas del mundo. Ahora bien, aún falta por explicar el bigote y el cigarro, los necesito porque me gustan, porque los quiero. Me gusta tener un bigote al que acariciar mientras pienso en si se está o no cumpliendo el recorrido con mi mano derecha, mientras que mi mano izquierda sostiene un cigarro encendido que fumo apenas porque estoy perdido en las posibilidades que se abren y cierran a cada segundo y con cada decisión, en especial las de esta muchacha.

Todos mis escritos van con una introducción para el encargado de esta hermosa y útil organización en la que me encuentro recluido y van firmados con este nombre que te dije que no es de ningún hombre, aunque sea de muchos: Giacomo.

"Y aunque se crea hombre sabio protegido por ventura divina o por las luces que dice traer la ciencia, no niegue en demasía que pueda ser corrompido como una señorita núbil ante los secretos develados en las páginas que siguen... recuerde que esa descripción suya comenzó con su humanidad..."