viernes, 2 de noviembre de 2018

El cine

No, no puedes explicarlo, jamás se ha podido y eso no cambiará ahora. Toda emoción va de la mano con sensaciones físicas que no puedes explicar; deseos y fantasías que surgen de las formas en que la sociedad nos ha moldeado; pensamientos que revuelven todo aquello que parece tan lógico y lo convierten en algo inexplicable. ¿Ves? Inexplicable.
No voy a darte las respuestas a tus preguntas, porque no las tengo. Para cada uno las respuestas son únicas y diferentes, por eso hay gente tan loca y nosotros, tan locos, incapaces de responder a las preguntas más simples. Aunque tengo problemas con eso de ser únicas y diferentes, siento que hemos sido por años formados por lo que vemos en las películas, definiendo muchas de nuestras imaginaciones y fantasías.
Aprendí a besar viendo películas, quizá lo hago mal, tal vez no se nota porque la otra persona aprendió con el mismo material. Tengo la certeza irreductible de que lo hago bien, aunque he tenido algunos contraejemplos que asocio a las circunstancias más que a mi habilidad. No importa en realidad este tema más que como un anecdotario simpático.
Aprendí a tocar viendo otras películas, menos institucionalizadas, pero solo un poco menos accesibles que las que me enseñaron a besar. No puedo decir que haya sido un aprendizaje fructífero, pero me mantuvo más atento que cualquier profesor o video instructivo. No sé, siquiera, si he aprendido algo, solo sé que sí he aprehendido algo.
Aprendí a relacionarme y a coquetear con las películas que fui viendo al crecer, con las series que veían mi madre y mis abuelas a la hora de once, tomando té cuando llegaba del colegio y no existía la jornada escolar completa. Familia de clase media, veíamos el canal católico con sus importaciones brasileñas y sus creaciones difusas entre el imposible y lo muy chileno, pero no tanto como para ser roto. Vi en los galanes los mejores ejemplos de como verme y como no ser. Aprendí bien y el tiempo dio sus frutos.
Las películas de este bloque pasaron de ser un ejemplo de acción a temas de conversación, me enamoré de haberme dado cuenta cómo me moldearon las cosas que vi y, por lo mismo, sentí que era necesario analizar más lo que veía y comprender más lo que hacía. Me llamó el cine y yo fui con mis pocas herramientas, aprendiendo en el camino y buscando uno que otro maestro al que pudiese respetar. Aprendí palabras y formas. Comprendí.
En un momento todos queremos parecer únicos y especiales, cuando construimos nuestra identidad en la adolescencia o en en el proceso más tardío que otros tienen al respecto. No lo sé muy bien, no creo que yo haya sobrevivido indemne a ese periodo, quizá aún lo vivo. Sé bien que no sé quién soy, y eso me da una ventaja comparativa al seguir reflexionándome e intentar mantenerme estable. No importa, creo que es hora de ver una película y ser todo ojos, oídos e ideas