miércoles, 6 de agosto de 2014

Pasto Quemado

Los colores suenan muy fuerte,
se siente como si entraran,
como si salieran,
como si estuviesen en mí,
como si no estuviesen,
algo más allá que eso,
movimientos continuos
imposibles de seguir con la vista,
manchas que se mueven
en parpadeos continuos,
colores que se quedan
incluso al cerrar los ojos,
pequeñas luminarias
que se encienden y se apagan,
y se encienden otra vez.

Se dibujan garabatos
tan profundos, tan sentidos,
que de a poco los explico
con palabras alargadas
tan coloridas, tan coloridas
y el cielo se entorna
como un papel
cuando entra en el rango
de lo que parece ser ruido.

El ruido es demasiado,
un color tras otro,
uno más eléctrico que el otro,
algunos tan momentáneos
como un destello,un relámpago,
aunque más me molesta
el golpe del trueno,
dejando el cielo en silencio,
en blanco, tabula rasa,
todo desde cero,
un arco iris rodeando el sol,
la risa de unas gaviotas
me trae de vuelta.
me río con ellas,
debe de ser algo muy chistoso,
realmente demasiado jocoso,
para perder los colores
en los que estaba sumido
y reírme tanto con ellas.

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