domingo, 17 de agosto de 2014

Fuentes

Mi padre me decía
que no bebiera de la fuente,
la Fuente de la Locura,
mas ya era tarde,
las advertencias tuvieron su lugar,
un momento determinado,
y la sed pudo más,
pudo mucho, mucho más,
precisamente esa sed,
no otra, de estables afluentes.

Mi madre me recomendaba
desde que tengo uso de razón,
no hacerle daño a nadie,
vivir en paz, tener calma,
sin casarse, sin pisarse la cola,
sin perseguirla tampoco
en el ciclo infinito del estancamiento,
primero los estudios,
luego el trabajo, armar una familia,
beber del agua estancada
de la corriente, de lo corriente,
no quejarse mucho,
estar tranquilo con lo que había,
pero no tenía sed de eso,
quería beber otros flujos.

Yo me conversaba a mí mismo,
"mismo, no te niegues el placer,
o te dañes sin sentido,
bebe cuando la sed exista,
de los causes que lo necesites,
no elijas por recomendación,
precisa conocer antes de negar,
degusta antes del disgusto,
mismo, toma con calma,
traga en silencio y duerme en paz."
y me respondía con la suavidad
de la caricia de lo correcto,
"yo, hazlo sin presuras,
y mira a la distancia
los flujos cumplir su destino...
fluir."

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