lunes, 25 de agosto de 2014

La Tempestad

Toda esta lluvia se ha acabado al fin,
no digo "al fin" porque sea un triunfo
de agotado caminante bajo
la constante presión de la naturaleza,
solo lo digo porque ha llegado
el momento en que se acabó,
aunque a veces fue fortísima,
incluso confundida con tormenta,
arrolladora y destructiva,
vendaval y golpe de aguas,
y pasó otras por chubasco,
tan pasajero como parece,
se convirtió en temporal
con cierta facilidad,
como un frente de mal tiempo
sostenido por la fuerza del niño,
y aunque venga acompañado
de tantos movimientos de la tierra,
moviéndonos el piso,
silenciando el constante redoble
sobre el suelo, desnudo o vestido,
que vuelve en un instante
a continuar con todo esto.

De golpe como que se calma,
dando respiro a los obligados
a abandonar la seguridad
para adentrarse en el riesgo,
sabes tú que yo he saltado ahí,,
inmune a todas las condiciones
y jugando a saltar en los charcos,
mientras en un movimiento
vuelve intempestiva, furiosa,
y no hay nada que hacer,
solo seguir y empaparse.

Ha terminado después de años
de llover y llorar, deslizándose
por entre las rendijas ciegas
hasta formar las últimas destilerías
de las pozas que mañana desaparecerán,
por ahora queda la sensación de vacío,
tanto en mis oídos como en mi nostalgia.

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