sábado, 26 de octubre de 2013

Lolein

Renuncio!
y sin ánimo de jubilación,
tampoco busco compensación
por el tiempo y las décadas de trabajo,
ni respeto de senecto y experimentado,
mejor me deja tranquilo, jovencito,
no porque sea joven usted
y un señor de edad yo ya,
si no porque no me interesa
por ningún motivo hablarte,
ni por mayor que sea
"sabio" me vas a empezar a llamar,
sin deseos del pasado,
ni la añoranza del recuerdo,
no voy a robarle años a un joven,
tampoco al nieto que nunca tuve,
del hijo que jamás nació,
déjese la energía para aprovecharla,
tal como no planeo pasar mis años,
esos tristes restantes,
sobrantes de toda una vida,
con la esposa que no conocí,
ni con la que no elegí como tal
y quedó en un momento aislado,
menos con la que me rechazó,
aunque quise hace años salir,
buscarla, encontrarla, enamorarla,
para por fin rechazarla de vuelta,
ya estoy viejo, muy viejo ya,
y no es la falta de tiempo
lo que no me deja ir a por ella,
es que no me animo a ir,
no es de sabio, es de pereza,
la presa fiel de mis mejores años,
que no me suelta ni en los peores,
aunque estos años están buenos,
buenos y punto, ni punto alto,
ni tampoco me pillará cabizbajo,
porque no tengo porqué,
todo se va dando y se ha dado
con los segundos que no pararon,
y se convirtieron en minutos,
que se volvieron horas,
y estas en días, que son semanas,
van siendo meses,
que pasaron los años,
y los años en arrugas,
marcas, sueños perdidos,
amores pasados, intentos fallidos,
fríos nocturnos, cambio de lentes, médicos,
drogas, remedios y fármacos,
un montón de buenas decisiones,
que compensan todo lo malo que nombro,
y un largo etcétera que no nombro,
pero no me lea, no sea tonto,
tome su tiempo y vaya para adelante,
que no me creerá hasta que lo viva,
y quizá no lo viva.

Al menos eso me gustaría creer que diría,
cuando fuese viejo, pensando que llego a viejo,
y a pesar de que hablo ahora como viejo,
el paso que voy a dar apunta para otro lado,
y me quedo inmortalizado en mi rostro,
rostro de veinte años, sin los segundos,
los minutos, las horas, los días,
las semanas, los meses y los años,
las arrugas, marcas, sueños perdidos,
amores pasados, intentos fallidos,
fríos nocturnos, cambio de lentes, médicos,
drogas, remedios y fármacos,
un montón de buenas decisiones,
que compensan todo lo malo que nombré,
y un largo etcétera que no nombré.

Salgo. Caigo. Sueno.

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