viernes, 4 de octubre de 2013

El Exiliado

El exiliado no puede perder su exilio,
dejaría de ser quien es,
y si no es quien es
tendría que ser otra cosa,
un aceptado,
sin saber vivir como tal,
¿cómo vivir sin el cielo nublado?
en la noche de las dudas,
el rocío de la madrugada es la respuesta
a todos los silencios
y sombras de la noche,
el exiliado le teme al regreso,
le teme a ser acogido libremente,
le teme a la compañía,
le teme a la calidez,
porque se ha hecho amigo del frío,
de la soledad, de errar,
de vivir trashumante,
perdido por los confines
del patio de juegos
de la gran ciudad,
el enorme mundo que nos separa
entre nosotros
de sernos cercanos,
de querernos de verdad,
de conocer la libertad,
la ciudad y sus pecados,
el exiliado está contento.
el exiliado está exiliado.

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