domingo, 27 de octubre de 2013

Desvarío 16

Todo lo interesante de hablar lo que hablo,
siempre se asocia a la permanencia
de mantenerme tan etéreo,
un día en la intrascendencia, caminando,
el espacio estancia se vació,
en los círculos de la elocuencia muda,
la vida no se puede editar,
mas sí se puede evitar su habitación,
y en ese evitar tomé el camino,
mano derecha, siguiente esquina,
de una curva que no tiene fin ni vuelta,
el sublime rose del aire en el techo,
todo transparente acumulando nieve,
"que te calles" me grita el cúmulo celestial,
mientras me amenaza con quebrar
el cielo del lugar y derribarme,
mas no puede derribarse a quien no cae,
y volando puedo esquivar el techo,
puedo evitar el cielo y seguir más alto,
cortando de raíz cualquier soliloquio,
pero es inevitable caer cuando las nubes,
que son hermosas y ligeras,
te quitan el equilibro del cuerpo
y el de la frágil mente que llevas dentro,
con un corazón que no sabe de vértigo,
todo es un silbido eterno.

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