viernes, 14 de marzo de 2014

Amarillo

Entre el hedonismo y la anhedonía,
el mundo actual no conoce el tibio,
aunque es una búsqueda corriente,
pura y silvestre de todos,
la vocación extremista del estar,
desequilibra al ser,
quitándole su centro,
la perfecta tranquilidad
se desvanece en el absoluto centro,
donde las brumas esconden la luz,
el calor quema,
el frío quema,
no hay luz para nada,
la obstinado de las sombras,
vivimos en el limbo de no tenerlo,
sin matices solo hay juegos de luces,
y los juegos de luces anquilosan todo
cuando no es para el cine,
el degradé de los sueños
es tan ínfimo sin colores,
la posibilidad de lo posible
se bifurca y solo se bifurca,
mientras el aburrimiento
puede ser también lo contrario
de la entretención y el divertimento,
no solo aburrimiento por sí mismo,
y la vida no está completa
sin ese espacio intermedio,
el punto donde no hay reyes ni reinos.

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