sábado, 20 de septiembre de 2014

Natalidad

Pocos niños veo hoy
corriendo por los parques,
aún extraño jugar en el columpio,
el otro día pasé por el lado de uno,
extrañamente no lo usé,
le coqueteé por un rato,
en serio le hice hasta ojitos,
lo miré, el viento lo movió,
hice el amague se subirme,
no había ningún niño alrededor,
estaba solo o casi solo,
solo había hombres de terno
con maletín sobre las piernas
jugando al balancín destartalado,
mientras que sentados en las bancas
se encontraban sus hijos,
hablando por teléfono
casi como altos ejecutivos,
mientras otros tocaban 
las pantallas de su aparato
a una velocidad impresionante.

No obstante lo anterior,
seguí en mi batalla interna
con el infante que me dominaba,
y el ego de hombre adulto fuerte,
yo no quería hijos,
¿de dónde saco tiempo para ellos?
tenía que trabajar demasiado,
ser muy adulto para sobrevivir,
cosa seria y olvidada es la paternidad
en los días que corren,
me fui a estar solo nuevamente,
adulto responsable, hombre serio.

¿Cómo se puede vivir en esta confusión
de carreras de perros, peleas de gallos,
hombres chocando, pan y circo,
hambre, sed, sueño y cansancio?

Después supe que esos tipos,
que andaban de terno y corbata,
eran de los que defendían
que los niños tuviesen celulares
para entretenerse en la vida,
y luego discutían a voz  en grito
sobre la baja en la fertilidad
comiendo platos de cigüeña,
ensaladas de repollo,
y usando tecnología genética
en la conocida "semillita",

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