sábado, 20 de septiembre de 2014

Petrificada

Aún vierto vino
sobre los labios tuyos,
los de la escultura que hice
en honor a tu recuerdo,
lo más parecida y fiel a ti
en forma y aspecto,
absorbiendo ambos
el alcohol más triste,
yo a través de mis llagas,
tú a través de tus fisuras,
pocas veces nos parecimos tanto,
solo cuando hacía frío,
tanto como en las noches
como en las que vierto vino
sobre los labios tuyos.

A veces te culpo por irte
antes que yo y sin mí,
quebrando en el acto
la botella en tu rostro,
viendo como tus ojos lloran
la sangre de varias uvas,
el vidrio astillado mella tu faz,
ese bello semblante
que siempre tuviste,
con tu sonrisa y sus margaritas,
a veces pongo flores de día
solo para arrancarlas de noche,
otras solo pongo flores,
te hice demasiado parecida,
o demasiado idealizada,
quizá demasiado lejana.

La mayoría de las veces
pienso en todo el tiempo
que ha pasado, es bastante,
hace bastante frío ahora acá,
quizá haya sido bueno
que todo se haya acabado así,
ni el clima hubiese sido
nunca buen tema entre nos.

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