domingo, 4 de mayo de 2014

Mil Años

En la bebida vital
se encuentra la saciedad.
la gran sed que nos abraza
es producto de los días,
de las noches sin sombra,
el cansancio que nos da vida,
nos da sentido en el camino,
sin importar el dolor en sí,
la constitución en sí,
el ser en sí y por sí,
se ha trabado en una caída,
sin poder levantarse,
el fluido no fluye,
no fluye y se va atascando,
se seca, se va, se queda,
la discusión es sobre conocerse,
sobre encontrarse realmente,
la sensación se amorata,
las piedras chocan con el límite,
celebran la ceremonia del frío,
formando formas azarosas,
libres de la posibilidad de serlo,
se mueven círculos concéntricos,
mantienen todo igual,
mientras la muerte llega,
sin agobiar,
lentamente en la noche,
el único buen momento para hacerlo,
pues al otro día hay que seguir,
pararse y correr,
como no lo hace el tiempo,
el sol o las maravilla de la tierra,
¿dónde se ha quedado
cuándo nuestro tiempo acabó?

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