domingo, 25 de mayo de 2014

Desayuno

Tiembla y dame tinte,
querida mía,
del color de la humareda,
mientras la canela
y la naranja van saboreando,
a la par que saborizando,
la mañana perpetua de la vida,
en el amanecer de lo días,
es el primer momento
que levanta con color del vino,
para avisar al vidente,
la polvareda se levanta
para esconder al peregrino,
dejando la huella del destino
como marca indeleble a su paso,
firme en sus caminos,
para compartir la mesa
cuando la hora señalada sea,
con la canela y el clavo de olor,
dándole vida a la imaginación,
agrietando la realidad,
jugando sobre lienzo limpio,
en blanco, tranquilo, sereno,
la mesa está servida,
se van dejando los platos,
las cucharas, las tazas, etcétera,
todo el desayuno es temático,
temática del desayuno,
donde el peregrino vuelve a comer,
el artista del hambre deja de serlo,
y el silencio acompaña
las conversaciones alegres
de todos los comensales.

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