sábado, 17 de mayo de 2014

2.-

Nunca se pretende que un juego de caza y captura termine dándose vuelta, para alzarse en algún momento como un juego de rol por turnos. Hoy es martes y es mi turno ser cazador, de perseguir mis intereses sobre tus acciones y pasos, pero, como toda cacería, primero debo hallarte y preparar el cebo, uno particularmente colorido por tus intereses personales, aunque no lo suficiente para ser desagradable o brillante, recordar cuales intentos ya han dado resultados, sabiendo que nunca un pez que ha sido atrapado y ha logrado zafar, será atrapado fácilmente de nuevo. La sonrisa que tengo pintada en los ojos puede provocar que todo este ánimo y la situación en sí parezcan casi surrealistas, pero no pierdan de vista el foco, la atención sigue al frente.

El verdadero problema que nos sustrae de nuestros antiguos caminos es saber si, en realidad y por sobre todo, hay amor en tu violencia, tal como creo que tú dudas o pretendes sobre el amor en la mía, y no, no es para nada un amor en el sentido literal, no tiene que ver con el error de romance que se entiende en estos días, y probablemente todos jueguen a ganador creyendo que la palabra más adecuada es extravagante, pero se equivocan profundamente, el absurdo extrafalario se encuentra de todas maneras en la afirmación de que esto es algo, y se pierde de vista al momento el punto más importante de lo que somos sin ser, obligando al arriesgado a suponer y asumir su error y entrar en una cacería realmente inadecuada y falta a la moral, como es la del concepto que amarre lo que hacemos, para no querer hacerlo más, liberándose el concepto de su presa ineficaz.

Mientras planifico como retenerte, incluso antes de tenerte, dan vuelta por mi cabezas mil maneras de atarte, de encerrarte en un espacio preciso para que ni tú quieras salir, ni yo quiera liberarte. Muchas vueltas provocan la verdadera reflexión acerca de este intento...¿Para qué retenerte, o pensar cómo hacerlo, si para eso están tus pretendientes? nosotros ya hemos superado esas barreras simples de la interrelación humana y sus códigos llenos de tradiciones demasiado arquetípicas, demasiado limitadas, demasiado repetitivas y semejantes las unas de las otras. Una relación que no se llame relación y donde solo haya instinto y reflexión, en fin, pensamiento, liberado de la sociedad de no ser por el lenguaje de símbolos prescritos e inventados por alguien o algunos.

He perdido todo el día escribiendo en mi bitácora de caza y pronto será miércoles, y el miércoles dejo de estar en mi posición, es imposible domesticar en realidad...

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