viernes, 9 de mayo de 2014

30 de Marzo

Era un 30 de Marzo como cualquier otro, aunque no tanto, no muchos 30 de Marzo caen en fin de semana, muy pocos de hecho, así que en realidad no fue como cualquier otro. El marcador de las lineas de la calle hacía su trabajo, como de costumbre, pintando y re-pintando los pasos peatonales, marcando las lineas continuas y discontinuas, llevando su regla, su escuadra y su tarro de pintura bajo el brazo, con el mango de la brocha sobresaliendo por el borde, en el espacio que quedaba entre la tapa y el costado del tarro. Estaban también haciendo su trabajo el pintor de imperfecciones en la calle, el diseñador de esquinas curvas, el definidor de caminos de hormigas, y,en general, todos los trabajadores que ha puesto el gobierno en la calle para mejorar y definir claramente la vida pública, asegurando que nadie se equivoque a la hora de moverse en este ámbito. Así partía un 30 de Marzo que parecía normal, pero caía en fin de semana. Sabiendo esto como primera reflexión del día, el movimiento a través del mundo implicaba cierta esperanza de rutina quebrada y de cigarros más baratos.
Los 30 de Marzo tienen un aire extraño, al menos por estos lados, ya que un 30 de Marzo huele como a final del principio, se puede saborear ese halo a últimas lineas de la introducción, prólogo o prefacio, a la conclusión de los encuentros preliminares. Cuando se inclina por ser fin de semana es más extraño, porque ponemos en la balanza dos fines y un principio, y ni hablar de la extraña armonía del fin del milenio pasado, regalándonos un gran final, un final habitual y dos principios medio comunes. Si a eso le agregamos que todo lo anterior se levanta sobre un calendario que no se basa en nada demasiado muy real, solo en un consenso demasiado cristiano, demasiado amarillo, demasiado europeo, en fin, demasiado consensuado.
Entonces, era un 30 de Marzo como cualquier otro, aunque no como cualquier otro, salgo a caminar con esperanza, siguiendo mi antigua filosofía de "si ves un semáforo en verde, cruza", reforzando la probabilidad hermosa de un quiebre a la rutina, una rutina que los 30 de Marzo es compleja. A las 4 horas de caminar estoy cansado, sudando y pensando que ya no era la mañana del 30 de Marzo, con eso me doy cuenta que todo pierde sentido, a pesar de haber hecho de este un día diferente a la fuerza de la esperanza infundada, y sigo caminando, como otro final del principio del final del principio.

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