domingo, 22 de diciembre de 2013

Virtud y Azar

Nadie puede comprender,
quizá sí mirar y atinar azarosamente,
pero jamás comprender,
los sentimientos de una persona,
el significado de su vida,
la rendija hacia la realidad,
la rendija que son mis ojos
para alcanzar a observarla,
es muy pequeña, muy mía,
muy de nadie, y de nadie ha sabido,
quizá sí mirado y atinado azarosamente,
el método que nos enseñan para vivir
es, tal vez, la manera más errática,
el modo más descontextualizado,
el menos terrenal para esta tierra,
tan humano, señor por dios,
quizá deberíamos ser más naturales,
más ecológicos, sistémicos,
pero no podemos entender,
mirar más allá de nuestra nariz,
quizá podemos atinar azarosamente,
acercarnos desde la suerte,
algunos llamarán destinos,
y la virtud del control,
perdimos el control, no se puede prender,
no se puede apagar la televisión,
como una conmemoración del último contrato,
ese contrato social dejó estipulada,
hasta que la humanidad se levante,
la tentación del gran hermano,
la invencibilidad del estado,
el silencio de los inocentes
y la posibilidad no tomada de hacer algo,
quizá lo veamos y creamos,
pero no lo intentamos,
no atinamos azarosamente.

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