miércoles, 29 de enero de 2014

Colección de Encuentros

Una ligereza pasmosa
para saltar de un charco a otro,
sin salpicar gota alguna,
sin romper la calma aparente,
no con sus saltos, al menos,
la vista panorámica no es mi fuerte,
mientras miro tus piernas saltar,
olvido por completo tu rostro,
sé que un gesto cómico está,
pero no tengo consciencia de él,
la ligereza pasmosa
con la que puedes maquinar,
planificar mis caídas
y levantarme después,
de organizar las estrellas,
alinear los planetas y sus lunas,
para que las coincidencias
no sean por el azar mismo,
sino porque coincidimos,
porque realmente coincidimos,
aquella ligereza pasmosa
con la que me tomas,
verterme primero en un vaso,
beber el contenido mismo,
besar la gota que rueda por el costado,
aquella que saltó por la fuerza del golpe
contra el fondo del vaso,
antes de que se pierda en el aire,
esa ligereza pasmosa
con la que desapareces en un chasquido
y el sonido con el que reapareces
tan distinta y tan igual.

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