lunes, 6 de enero de 2014

Políticas Públicas

Tengo tantas ganas de fumar...

Que lindo es ver arder,
inflamarse los pulmones
con el cándido rose de una llama,
pero solo si el combustible es un ser,
la despreciable flama flemática
que sale del pecho enardecido
de un insistente asesino,
ya sin voz,
solo ascuas fulgurantes,
abrasando la peste que expele
su cuerpo, su boca,
sus ojos encendidos,
ya no por falsos ideales
y propuestas de paz
tan vacías como sus cuencas,
le lanzo una crema,
para esa piel tan reseca.

Que bueno es poder encender,
en tus ropas mi cigarrillo,
no hay nada que hacer al respecto,
eres tú el mejor encendedor,
por tanto este el mejor cigarrillo,
el único político que ilumina es el que arde,
también el único que enciende.

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