lunes, 20 de enero de 2014

Velos

Acercarse con suspicacia,
con temor de lo que sucederá
si te digo lo que quiero,
si demuestro mis intenciones,
llevo mi cigarro encendido,
lo llevo en una mano, 
llego a la puerta, 
doy una quemada,
sentada, de frente, esperando,
con la mirada fija y quieta,
atenta a mis movimientos,
atenta contra mis movimientos,
consumo mi cigarro, en silencio,
en silencio salvo por el cigarro,
nunca vine con algo en mente
para tocar tu puerta,
la improvisación aumenta nervios,
pero le da más valor al hecho,
el problema es que te veo
y ya sé lo que quiero,
tan elocuente que soy
quiero el silencio de mi boca
probando tu boca silente,
en tu mirada muda
en mi cigarro enceguecido,
apagado ya, enciendo otro,
me voy deshaciendo
antes de dejarlo sobre el cenicero,
me lanzo, como nube furiosa,
lluviosa a humedecer el hogar ardiente
de cerradura inexistente para mí,
veloz sin ser brusco,
desgarro toda barrera de contención,
hago y deshago los momentos,
hasta que se acaba y vuelvo
a darle la última calada al cigarrillo,
un beso lejano a una colilla distante,
casi ciega, y ciega tras mi beso,
la nube y el humo son uno.

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