domingo, 13 de abril de 2014

Litosfera

La profunda congoja de las palabras,
aullidos profundos del alma rota,
saliendo entre lastimeros golpes,
el dolor y la angustia las acallan,
las transforman en sonidos quebrados,
más parecido al vidrio, cayendo,
pedazo a pedazo sobre el cemento,
separándose y partiéndose,
resquebrajándose sobre sí mismo,
astillándose, como una red,
que va envolviéndose,
se explica por sí mismo,
se pierde y enreda en sí mismo,
un grito ahogado desde los pies,
tomando lentamente la energía,
hasta la boca para escapar,
mientras es obstaculizado
por todo sentimiento que se cruce,
para quedarse trabado en un lamento,
lamento de canto apagado
por las llamas de los sonidos
ocultos tras la voces de los vivos,
más bien caídos en pie,
perdidos en la misericordia de sí mismos,
contemplativos de los baches
en sus caminos largos y transitados,
hay piedras, siempre las habrá,
no se irán mirarlas,
y no quieres que se vayan.

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