martes, 11 de febrero de 2014

Tranvía

Tanto te escucho en la queja,
te mueves como león enjaulado
en la duda constante,
en la búsqueda de razones,
de motivos de lo que sucede,
del porqué te sucede eso a ti,
precisamente a ti,
pero no te ha sucedido nada,
lo que pasa le pasa al mundo,
transcurre en la historia,
vivimos asociados al tiempo
y, definitivamente, al espacio,
remite nuestra vida de lo alto,
no hay, ni habrá jamás,
explicación completa a su extensión,
las cosas pasan porque pasan,
más allá es especulación,
triste queja, innecesario desvarío.

Me despierto sentado 
en un tranvía sin nombre,
mirando paisajes desconocidos,
hermosos todos, irreconocibles,
me siento bien, me siento bien,
sentarse y sentirse, sonreír,
el cuerpo en conexión con el alma,
y el alma corriendo rápido,
por las lineas férreas del abismo,
justo al borde, mirando silente,
llevado sin preguntar a mi destino,
el destino no existe,
pero otra cosa no podría pasar.

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