viernes, 6 de octubre de 2017

No las hay.

Mis manos las separé,
las dejé tiradas, por ahí,
entre la maleza, escondidas,
entre el cielo y la tierra,
donde habitan los seres,
no las palabras,
mucho menos las ideas.

Las separé y cuando busqué,
donde podían estar,
y no estaban,
tuve que seguir buscando.

No las encuentro,
no encuentro mis manos,
no encuentro mi voz.

Me pregunto,
no me respondo,
no sé responderme ya.

¿Qué hacer cuando no hay palabras?

Quizá las invente,
no me prometo nada.

Y de mis manos,
ni asomo,
ni noticia.

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