jueves, 30 de abril de 2015

Dilema

La conmiseración
es un placer dulce,
hecho para otras personas,
no para mí,
para mí es la eternidad,
mis propios avernos,
mis bóvedas celestes,
mis límites naturales,
la finitud del infinito,
ambos pueden esperar,
en su infinitud estática.

No comunico nada con esto,
solo creo en la eternidad
más corta que existe,
la eternidad de los
cinco minutos largos,
los de mirarse a los ojos
con el espejo y no encontrarse,
ser otro, ser distinto, eterno.

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