jueves, 9 de abril de 2015

Enredadera Humana

Se enreda y crece lentamente, al revés, más bien. Mejor así. Crece, se enreda lentamente, inicia su recorrido afirmándose del pie, rodeando cada dedo, aferrándose al espacio que los separa, contorneando el talón, el tobillo. Arma líos con lianas no muy precisas, no necesitan serlo. Se afirma y afirma al cuerpo, lo mantiene en pie, alerta a sus avances, esos avances que continuarán, indefectiblemente.
Rodea, envuelve, constriñe. Nunca mata. Acaba, pero no termina. Concluye, pero jamás finaliza. Roe, atraviesa, sin quebrar ni dañar los costados de sus ramas, sin quebrar ni dañar los agujeros que forma, en casi perfectas formas circulares, con sus ramas, verdaderos brazos. Ramas.
Detiene para siempre, pero no se detiene. Se alimenta, crece. Acaba, pero no termina.

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