viernes, 1 de mayo de 2015

Un Reino

Aquí es todo extraño,
las leyes de la física
se han roto antes
de que alguien las pueda,
pensar, decir, escribir,
en ese orden,
cualquiera sea el intento
de hacerlo, escribirlas,
viene con un olor acre,
como a carne quemada,
un reino nefasto,
donde la libertad prima,
las leyes las impone el cielo,
y el cielo no lo manda nadie,
solo es él, sin nombre,
a pesar de que le nombremos,
sin voz, aunque ruja.

Aquí el día despierta
con el sol en su cenit
y muere en su cenit,
el resto del día
se dedica a morir y renacer,
en un juego de meandros
por el cielo jamás nuboso,
la luna aparece igual
y se va igual,
estática como un farol,
levantado desde un poste.

Quizá sea un poste
y el sol un farol en mal estado,
pero no importa mucho,
aquí es fácil montar un alambre,
enredarse y salir volando.

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