jueves, 22 de diciembre de 2016

Sentidos

Cuando toda la creatividad está embotada en un proyecto que no es proyecto, sino que es sólo la proyección de los deseos de otros, en sus simas más insondables. Nadie sabe lo que pienso no lo que hago a estas alturas, el boicot constante contra mi persona hecho por mí mismo es la prueba más clara del final cercano. Terminar es empezar un ciclo nuevo que es desconocido.
Pretendo continuar con la senda propuesta, que es perdida y ganada en las mañanas y en las noches, cada día, hasta el fin de los tiempos.  Pero no es mi ciclo, mi ciclo es otro, predestinado y predispuesta, mis planes son solo ucronías que no se salvan del avance del tiempo.
Todo tiempo pasado fue mejor, lo demuestra el héroe muerto, cuando todavía era héroe, o valía la pena serlo por los caminos manchados. Otros antes que él marcaban el ritmo de la aventura del tiempo, para sobrevivirlo en la boca de otros que le dan nombres tangibles, parte de las populares artes del refrán, el recuerdo y el bien común. No quedan héroes hoy, no son, no se hacen, no nacen. Sólo los silencios de los cementerios.
Cuando pienso que estoy escribiendo (y lo hago), es sólo el silencio, también embotado, que le da espacio a las teclas para que sigan rasgando el mundo, a falta de lápiz que rasgue el papel, el mundo. Y los relojes digitales que nos da otros silencios.
Quedan pocos lugares realmente oscuros en el mundo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario