martes, 6 de diciembre de 2016

No. Yo sé, y lo digo con total certeza, que te incomoda el desinterés de mis acciones. Quieres que te pida algo, tus ojos lo dicen cuando me ven llegar porque dices necesitarme, el aire que te rodea es distinto, pero es aire, y, tú sabes, yo soy buen lector; lo que te digo está escrito por todo tu rostro. Después de cruzar océanos para escucharte, y sé que es exagerada la alusión, no entiendes bien que hacer después de solucionada tu necesidad.
No.
No tienes que hacer nada, podemos despedirnos y cada uno tomar un lugar distinto y distante en el espacio. Vale la pena el esfuerzo, pues mi altruismo está lleno de placer en la sensación de acompañarte ahora que me llamas. Crepitas y apagas, y yo puedo verlo, me complace ver una pira en su auge y decadencia. No es que quiera verte caer, por el contrario, la pira es el problema,
No lo sé, no es sadismo, aunque sea asiduo al Marqués.
Tranqui, la paga viene del acto mismo. El silencio es un placer para cuando estoy solo, y ahora mismo no quiero estarlo porque estoy contigo. No cobro por hora, pero saco siempre mis réditos, al final me siento distinto, así como tú.
Todo sea por ese final.

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