jueves, 29 de diciembre de 2016

Fragmento 2

Es el tango que no conoces y que suena de fondo. De fondo hay un bar de mala muerte, entre puterio triste y salón de baile de algún filme neorrealista. Precisamente eso.
Ya casi nadie conoce el tango, que llaman arrabalero como a la cueca, el salón cambió de fondo y tú no lo viviste, fue en otro tiempo, más adelante. Con el cambio llegaron las normas, las reglas, los trajes, los instrumentos. No sé que hago en un arrabal, tampoco lo entiendo, la palabra me es ajena y, sin embargo, muy propia,
Ajenos también los que me rodean, en especial tú, que pareces tan cercana y tan mía; tan distante y desconocida. Te acercaste y tomaste el puesto de alguien que debiste ser y no eres.
Yo soy, y la nada.
Y yo aquí, bailando como solo, pero contigo. Sintiendo los ardores de la pasión que me provoca una música, sintiendo mis propios movimientos, todos lentos, pausados, melancólicos.
Eres la posibilidad, no más, el potencial. Una Alicia sin país ni maravillas. Un silencio en mi historia que no olvidaré ni recordaré con certeza.
Soy poesía. Lo trato, al menos. No resulta. Jamás lo hace.
Ella es cuento, puro cuento. Me contaste una historia antes de esto, y mis corazas se levantaron para abrir el paso a este momento. Lamentablemente el artista no es arte ni su dueño; el que escribe solo escribe y le regala las palabras al viento que se las lleva al lector que las apropia en símbolos propios, distintos y amenos.
Tienes miedo de estar sola en este lugar, solo es eso. No me ibas a regalar tu arte; jamás conocerías el mío. Sólo estamos matando el rato, perdidos en el tiempo y el espacio.

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