viernes, 6 de noviembre de 2015

Verdad

La humanidad ha pensado las cosas, pensándolas en imágenes, asociaciones de recuerdos y sistemas de pensamiento, pensándolas y sólo eso, Cada cosa en su justo lugar. Pan y vino. Agua y sal. Miel y hojuelas. Cada cosa en su justo lugar. A mi lado la miel de la vida, la sal de la vida. En mi refrigerador una leche que lleva meses agria, y se agría más cada día. Ese es su lugar.
Ese es el lugar de cada cosa. La verdad, la Verdad, con mayúsculas, la que buscan los científicos, probablemente la pasaron de largo en su afán de seguir descubriendo, incluso lo que ya está agotado. Las herramientas se agotan también, muestran realidades creadas especialmente para ver en ellas. La verdad se escondió entre la arena que quitaban para descubrir unas ruinas antiguas, ruinas que quizá son piedras movidas más por el azar que por alguna sociedad antigua, más antigua y más prístina que la última descubierta. 
"Ahora sí nos acercamos al eslabón perdido", se repite cada cierto tiempo. Y después otro más perdido, más eslabón y más antiguo.
En la órbita vuelan las explicaciones, los ovnis (y su posibilidad es innegable), las teorías que rondan por ahí, el pan y circo de nuestros días. El pan de una sociedad que descubrió como acabar con el hambre, así que inventa una forma para excederlo, pasarlo de largo, el sobrepeso es otro descubrimiento, un invento, el exceso de descubrimiento.
El avance por el avance por el avance por el avance. Hasta la eternidad, una linea recta, levemente decadente en un plano cartesiano, que es otro invento para tratar de explicarnos, sin explicarnos, explicándonos a medias, pero no importa mucho, el que quiera entender que entienda y los derechos humanos y las libertades personales individuales.
El hombre y la mujer y la soledad intrínseca que los media. El aire, el viento, las nubes, el cielo, las plantas, algo con lo que hablar en la pieza o en el patio. Solos.
Solo.

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