martes, 1 de agosto de 2017

Otro distinto.

La única forma en que vuelvo a beber, es cuando lo escribo. No lo seguí haciendo mucho tiempo después de haberlo dejado; el cigarro fue distinto, sigo pensando en incluirlo en cada escrito, cada relato, cada idea. No me imagino protagonistas que no fumen, pero quizá no beban, incluso podría ser que nunca lo hayan hecho. Ninguno se me ocurre rehabilitado, aunque mientras lo escribo termina siendo una buena idea, o lo parece de entrada más que al final.
Ni que decir tiene que mis personajes han probado muchas cosas, tratando de jugar, desde la distancia, con las decisiones que tomé yo en cada momento, en un intento de autobiografía libre y sin nombres. Quizá por eso trato de ser tan impersonal y distante, quiero alejarme de mí.
Creo que en la realidad vivo mi vida así, como si no fuesen míos todos estos momentos, como si el error fuese cometido por alguien muy parecido a mí, pero no yo. Otro distinto.
Imagino muchas cosas, toda la imaginación puesta al servicio de pensar y repensar los vicios de las personas comunes y las que no lo son tanto, es difícil pensar en escribir sin escribir. Básicamente se escribe para ser leído o para dejar una huella, un registro. Quizá escribo para leerme, recordarme. Tengo demasiada facilidad en recordar lo que sucede en mi entorno, pero me olvido de mí.
Quizá debería inventarme rivales que me maten.

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