Y la noche, aunque noche, abrió los ojos y brilló en ti.
Como un lupanar en los ojos del sediento.
El fuego que arde en tu interior (en el interior de todos) atrae a las moscas, a las polillas. Todo es brillo y el brillo no siempre llama a las bondades de esta, que son muchas estas bondades, no importa.
Y el día, por día, amaneció sus pieles y apagó en ti su último cigarro.
Sólo una mancha negra recortada contra el piso. pareciendo sombra, quizá siendo la tuya. De nadie son los días que despiertan y también los que se duermen.
El tiempo es eternamente eterno y no se apaga ni se prende, sólo transcurre, mientras todo se seca.
Como un lupanar en los ojos del sediento.
El fuego que arde en tu interior (en el interior de todos) atrae a las moscas, a las polillas. Todo es brillo y el brillo no siempre llama a las bondades de esta, que son muchas estas bondades, no importa.
Y el día, por día, amaneció sus pieles y apagó en ti su último cigarro.
Sólo una mancha negra recortada contra el piso. pareciendo sombra, quizá siendo la tuya. De nadie son los días que despiertan y también los que se duermen.
El tiempo es eternamente eterno y no se apaga ni se prende, sólo transcurre, mientras todo se seca.
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