domingo, 28 de octubre de 2018

Recepción y estadía

La puerta está entreabierta,
siempre lo estuvo,
en mis manos quedó el pomo,
no estaba frío como debería,
ardía con deseo,
llamaba a la prontitud,
dolía en los dedos,
dejó una marca, un recuerdo.

Tomé el borde,
con levedad y delicadeza,
los bordes siempre son el
punto de intercambio,
el espacio para la relación,
donde pido
y alguien más pide,
se fijan las apuestas,
a veces quiero y otras puedo,
casi nunca son las dos.

Tomé el borde y pasé la hoja,
una resistencia,
estaba entreabierta,
cede tan rápido que no parece,
surge la duda, crece,
desaparece.

No hay duda,
me espera lo que viene,
yo no puedo esperar.

Entro y la oscuridad es húmeda,
me detengo y la vida es húmeda,
continúo y los pasos son húmedos,
avanzo y las marcas en la madera son húmedas,
soy recibido y la recepción es húmeda.

Pero es el lugar el que me recibe,
no está ocupada, pero lo parece.
se siente mía, pero no lo es,
me relajo, no,
no lo hago, no puedo,
cruje. yo exhalo,
no sé que hago adentro,
pero sé que no quiero salir.

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